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21 Cuando Naamán vio que Guiezi lo seguía, se bajó del carro y corrió a encontrarlo.

―¿Está todo bien? —preguntó.

22 ―Sí —dijo—, pero mi amo me ha enviado a decirte que dos jóvenes del monte de Efraín acaban de llegar, y le gustaría tener tres mil monedas de plata y dos mudas de ropa para ellos.

23 ―Lleva seis mil monedas —insistió Naamán.

Así que Naamán le entregó a Guiezi dos mudas de ropa muy preciosa y el dinero en dos bolsas, y envió a dos siervos para que ayudaran a Guiezi.

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